Les miro y me veo reflejada en ellos, sus ojos, sus gestos, sus miradas y algunas de sus palabras,... son lo que más quiero y lo único que deseo es que sientan todo el amor que tengo para darles, que vivan felices, sanos y que no se hagan daño ni se lo hagan a nadie.
A pesar de ser tan pequeños, ya van formando su personalidad, van creciendo y yo no puedo sentirme más feliz, aunque su educación sea difícil para mí en algunos momentos... Quizá les exijo demasiado y me siento culpable cuando pierdo la paciencia y me enfado, pero sigo los pasos de mi madre, que aunque le dimos mucha guerra, nos supo poner límites y nos dio todo el cariño y el amor que puede dar una madre.
Este año mis dos hijos, de 3 y 5 años tuvieron su mona por parte de sus padrinos respectivos, pero quisieron hacer otras conmigo, así que hicimos una "marditos roedores" de
Carlos Valencia eso sí... a nuestra manera, con huevos de chocolate partidos por la mitad, Lacasitos, almendras laminadas para las orejas y perlitas de colores y de chocolate para la nariz y los ojos. La cola es una golosina azucarada. Lo pasaron muy bien. El bizcocho es de chocolate, la receta la podéis ver
aquí.
El relleno y la cobertura son de nata de chocolate blanco batida:
-Se ponen a hervir 500 ml. de nata y se aparta del fuego, seguidamente se añaden 380 g. de chocolate blanco, se deja reposar en la nevera un mínimo de 4 horas y se bate con las barillas hasta montarla.
La otra mona no tiene tanto mérito, la hice yo y ellos le clavaron todos los dibujos que quisieron y le añadieron un huevo de chocolate blanco, los Lacasitos y los pollitos.
La cobertura y el relleno son de nata de chocolate negro, que se hace igual que la blanca pero añadiendo la misma cantidad de chocolate que de nata.
Sólo con ver las caritas que ponían mientras las estábamos haciendo, ya mereció la pena terminar de chocolate hasta las cejas.